En la era digital, Instagram ha capturado la atención de los adolescentes, con más del 50% de sus usuarios menores de 35 años, según informes internos de Meta revelados en 2021. La red social ha sido vinculada a trastornos alimentarios, ansiedad y baja autoestima, generando presiones debido a la exposición constante a vidas aparentemente perfectas.
Informes indican que un 32% de chicas se sienten peor con sus cuerpos al compararse en Instagram. Esta toxicidad afecta tanto a mujeres como a hombres, pero impacta especialmente a los adolescentes debido a su fase de desarrollo, donde buscan aprobación y comparación en su entorno social. A pesar de estos hallazgos, no se han implementado cambios significativos para contrarrestar estos efectos negativos en la plataforma.
Ante la omnipresencia de las redes sociales en nuestra rutina diaria, encontrar soluciones efectivas para mitigar sus problemas es desafiante. La regulación de las redes sociales ha sido objeto de debate, y algunos padres eligen prohibir su uso. No obstante, los especialistas enfatizan la necesidad de encontrar un equilibrio entre los mundos online y offline, fomentando actividades que fortalezcan la comunicación física.
Expertos como Soledad Garcés y Daniel Halpern sugieren no descartar el uso de redes sociales, pero abogan por incentivar las relaciones offline y regular las herramientas digitales. Recomiendan acciones concretas, como limitar el acceso a redes en el dormitorio y desactivar notificaciones.
La psicóloga Michelle Fahrenkrog destaca la importancia de la supervisión adulta en el entendimiento del funcionamiento de las redes. A pesar de ello, subraya la necesidad de no restringir lo digital, reconociendo que es parte de la exploración propia de la edad. Además, se señala una preocupación reciente sobre la recopilación de información por parte de Meta en usuarios menores de 18 años, lo que destaca la importancia de preservar la privacidad de la información de los adolescentes.
Fuente: La Tercera
