La Asociación Española de Pediatría presenta una guía para ayudar a las familias a moderar el impacto de las tecnologías en casa.
Los pediatras cada vez están más preocupados por el impacto del uso de las tecnologías en el bienestar de los niños. Por eso, la Asociación Española de Pediatría (AEP) ha elaborado el Plan Digital Familiar, una guía de recomendaciones para ayudar a los padres a educar a sus hijos en el uso de las tecnologías. Dormir, comer y jugar lejos de las pantallas son algunos de los consejos de la asociación para padres y tutores, ya que su uso reduce el diálogo familiar y altera el sueño de los niños. El plan, elaborado junto a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), se adapta a las necesidades de las familias y de los menores según su edad.
Recomendaciones generales para las familias:
- Apagar los dispositivos electrónicos que nadie esté usando.
- Evitar el uso de dos o más dispositivos a la vez.
- Establecer límites de tiempo para el uso de pantallas: De 0 a 2 años se debe evitar su uso, ya que no hay un tiempo seguro. De 3 a 5 años menos de una hora diaria y a partir de 5 años menos de dos horas de ocio digital al día.
- Fomentar el ejercicio físico en familia, ya que se sabe que cuanta menos actividad física se hace, más tiempo se dedica a las pantallas.
- Evitar los soportes de pantallas para el carrito, para el coche, etc. Esto aumenta el tiempo de pantalla y les impide ser conscientes del entorno que les rodea y poder relacionarse con él. Buscar alternativas como dormir, jugar, escuchar música o comentar el paisaje.
- Usar los dispositivos con una postura adecuada, hacer descansos cada 30 minutos y realizar paseos cortos y estiramientos.
- Evitar tiempos prolongados de pantallas retroiluminadas y la
consiguiente fatiga visual. Debemos seguir la regla del 20/20/20: cada 20 minutos de exposición a la pantalla, parpadear 20 veces y fijar la mirada a un objeto lejano durante 20 segundos. - Planificar rutinas y actividades sin pantallas a diario según la edad, ratos de desconexión: juegos, manualidades, pintar, leer, etc.
- Establecer zonas libres de pantallas como el dormitorio o el baño. Podemos elegir un lugar para dejar los dispositivos cuando no los usamos, un “aparcamiento de dispositivos”.
- Reducir su uso en zonas de juego y durante las comidas.
- Evitar el uso de pantallas 1-2 horas antes de acostarse.
- Atención plena sin distracciones cuando estemos estudiando, trabajando o en los tiempos en familia. En esos momentos, dispositivos silenciados o apagados y fuera de la habitación.
- Fomentar el uso creativo de las tecnologías: crear un álbum de fotos familiar o vídeos, buscar información juntos sobre algo que nos genere curiosidad, etc.
- Elegir contenidos apropiados a la edad de los niños y asegurarnos de que vienen de fuentes fiables.
- Estar presentes y conocer los contenidos. Revisarlos antes de que acceda el niño para poder decidir si son adecuados o no.
- Evitar el uso de “dispositivos niñera” y estar junto a ellos cuando usen las pantallas.
- Fomentar en los niños el pensamiento crítico.
- Trabajar la empatía digital: ser capaz de ponerse en el lugar del otro y entender que, tras las pantallas, lo que hay son personas.
- Cederles nuestros dispositivos antiguos en vez de regalarles uno nuevo ya que, si regalamos un dispositivo nuevo al niño, entenderá que es suyo y le costará más aceptar la supervisión de sus padres.
- Antes de ceder un dispositivo, realizar el Plan Digital Familiar y establecer límites claros en tiempos, espacios, tiempo de desconexión, pedir permiso para comprar o instalar aplicaciones, entre otras.
- Hacer revisiones periódicas de los dispositivos con los hijos. Si lo hacemos con ellos no vulneramos su intimidad y les ayudamos a detectar riesgos de forma precoz y encontrar soluciones.
Es importante que antes de establecer unas rutinas familiares en relación con el uso de las tecnologías, las interioricen los adultos. La dificultad de esta tarea reside en que la población no ha sido educada en un entorno digital y no dispone de referentes; adicionalmente, en el mundo online todo va muy rápido y muchas veces resulta complicado adaptarse al ritmo, e igualmente, condiciona mucho el temor a los efectos negativos de las tecnologías.
Fuente: El País